Sólo di un paseo por la orilla de la playa... El oleaje estaba tan tranquilo y ya estaba cayendo la noche pero, aún había un atardecer hermoso, nunca había visto uno como el de aquel día. Viví bien -pensé-, estoy preparado para partir. Me senté a esperar, sí, a esperar a lo inevitable, pero no estaba triste, al contrario, no podía ser más feliz. Pero, ¿cómo llegué aquí? Fácil, este es el último día de mi vida. ¿Quieres oír la historia?
Yo solía estudiar Ingeniería automotriz, pero, hace dos meses, me detectaron un cáncer terminal, así que, ante este hecho, dejé la escuela. Todo esto nos lleva a hoy, el último día de mi vida. El último... Pero no es tan fácil aceptar la realidad, después, con ayuda de tus amigos o familia, logras aceptarlo.
Recuerdo que hoy me levanté muy temprano, -tengo que aprovechar mi último día al máximo- susurré para mí mismo. Tengo tanto que hacer y tan poco tiempo... Primeramente conduje al parque temático para enfrentarme a varios juegos mecánicos y el bungie... Oh, sí... Las montañas rusas y el "Rockinator" no fueron problema, cuando subía las escaleras para llegar a lo más alto y aventarme, las rodillas me temblaban demasiado. Por fin pude llegar a la cima y estaba tan nervioso como la vez que hice una
presentación en el Teatro de la ciudad.
Estaba tan ido que no me di cuenta de que me estaban hablando.
—¿Señor? ¿Está usted bien?
—¿Qué? Ah, sí. Estoy bien.
—De acuerdo. Necesito que me diga cuánto pesa para poder colocarle los arneses de seguridad.
—Peso 67 Kg.
Me mareaba mucho sólo con voltear hacia abajo, me sentía muy nervioso, demasiado.
—Ya está, señor. Ya puede saltar.
—Ahmmm... Sí, claro. Gracias...
Así que sin más, di un salto y me aventé al vacío. Sentí muchas "mariposas" mientras caía y mis piernas seguían temblando como gelatina. La caída no duró mucho, pero fue divertido, me arrepiento de no haberlo intentado antes. Mi siguiente parada fue el centro comercial, te preguntarás, ¿qué hacía ahí?. Pues bien, siempre quise hacer una broma en el cine. Compré un boleto para la función más cercana de "Avatar" (la cual ya estaba por terminar) pero como ya había visto la película, no había ningún problema.
—Señor, ¿está seguro de querer entrar a la sala? La función está por terminar.
—Sí, claro. Déme el boleto.
Corrí hasta la sala esperando que el final no hubiera pasado ya. Entré a la sala y para mi suerte, faltaban 20 minutos o menos para el final. Así que, grité:
—¡Él se revela contra los humanos como Na'vi, se hace pareja de la chica azul, se deshace de su cuerpo humano y se queda con la forma de Na'vi para siempre!
Las personas me aventaron cualquier clase de comida del cine, pero no me importó, salí corriendo y me reía a carcajadas por todos lados. Pobres ingenuos, pagaron para que yo les gritara el final de una película de casi dos horas. No pude dejar de reír hasta que salí del cine y conduje mi auto.
Me quedaba poco tiempo y aún había personas y lugares que visitar. Primero visité la casa de mis padres, ellos habían muerto años atrás, pero sólo iba a recordar los años que pasé ahí de niño. Cuando llegué, todo estaba como lo dejé hacía tres años, pero con mucho polvo acumulado. El comedor, la cocina, la sala... Todo estaba como antes, hasta me parecía escuchar a mi papá regañándome por correr y jugar con un balón dentro de la casa... O parecía que de la cocina surgía un delicioso olor a chilaquiles hechos por mamá.
Subí, entré a mi vieja habitación, por suerte, la electricidad funcionaba. Parecía que volvía en el tiempo, me senté en el suelo, tomé mis juguetes y comencé a jugar. Me sentí un niño de 7 años sin ninguna preocupación. Sólo gozando de su carro a control remoto nuevo. Parece que todo eso ocurrió ayer... (Contuve las lágrimas lo más que pude). Dejé todo en su lugar y me dirigí al cuarto principal, en donde había marcos empolvados pero en donde aún se podían distinguir las caras de todas las personas en las fotos, esperando a que mamá y papá estuvieran ahí para decirles, "te amo" o "te extraño", pero no lo están, lo que me quedaba eran simples fantasmas del pasado y recuerdos que me hicieron romper en un mar de llanto. Deseando que mis padres no se hubieran ido, pero feliz de estar cerca de volver a verlos. Lo único que hice fue ver las fotos, recordar y llorar.
Yo solía estudiar Ingeniería automotriz, pero, hace dos meses, me detectaron un cáncer terminal, así que, ante este hecho, dejé la escuela. Todo esto nos lleva a hoy, el último día de mi vida. El último... Pero no es tan fácil aceptar la realidad, después, con ayuda de tus amigos o familia, logras aceptarlo.
Recuerdo que hoy me levanté muy temprano, -tengo que aprovechar mi último día al máximo- susurré para mí mismo. Tengo tanto que hacer y tan poco tiempo... Primeramente conduje al parque temático para enfrentarme a varios juegos mecánicos y el bungie... Oh, sí... Las montañas rusas y el "Rockinator" no fueron problema, cuando subía las escaleras para llegar a lo más alto y aventarme, las rodillas me temblaban demasiado. Por fin pude llegar a la cima y estaba tan nervioso como la vez que hice una
presentación en el Teatro de la ciudad.
Estaba tan ido que no me di cuenta de que me estaban hablando.
—¿Señor? ¿Está usted bien?
—¿Qué? Ah, sí. Estoy bien.
—De acuerdo. Necesito que me diga cuánto pesa para poder colocarle los arneses de seguridad.
—Peso 67 Kg.
Me mareaba mucho sólo con voltear hacia abajo, me sentía muy nervioso, demasiado.
—Ya está, señor. Ya puede saltar.
—Ahmmm... Sí, claro. Gracias...
Así que sin más, di un salto y me aventé al vacío. Sentí muchas "mariposas" mientras caía y mis piernas seguían temblando como gelatina. La caída no duró mucho, pero fue divertido, me arrepiento de no haberlo intentado antes. Mi siguiente parada fue el centro comercial, te preguntarás, ¿qué hacía ahí?. Pues bien, siempre quise hacer una broma en el cine. Compré un boleto para la función más cercana de "Avatar" (la cual ya estaba por terminar) pero como ya había visto la película, no había ningún problema.
—Señor, ¿está seguro de querer entrar a la sala? La función está por terminar.
—Sí, claro. Déme el boleto.
Corrí hasta la sala esperando que el final no hubiera pasado ya. Entré a la sala y para mi suerte, faltaban 20 minutos o menos para el final. Así que, grité:
—¡Él se revela contra los humanos como Na'vi, se hace pareja de la chica azul, se deshace de su cuerpo humano y se queda con la forma de Na'vi para siempre!
Las personas me aventaron cualquier clase de comida del cine, pero no me importó, salí corriendo y me reía a carcajadas por todos lados. Pobres ingenuos, pagaron para que yo les gritara el final de una película de casi dos horas. No pude dejar de reír hasta que salí del cine y conduje mi auto.
Me quedaba poco tiempo y aún había personas y lugares que visitar. Primero visité la casa de mis padres, ellos habían muerto años atrás, pero sólo iba a recordar los años que pasé ahí de niño. Cuando llegué, todo estaba como lo dejé hacía tres años, pero con mucho polvo acumulado. El comedor, la cocina, la sala... Todo estaba como antes, hasta me parecía escuchar a mi papá regañándome por correr y jugar con un balón dentro de la casa... O parecía que de la cocina surgía un delicioso olor a chilaquiles hechos por mamá.
Subí, entré a mi vieja habitación, por suerte, la electricidad funcionaba. Parecía que volvía en el tiempo, me senté en el suelo, tomé mis juguetes y comencé a jugar. Me sentí un niño de 7 años sin ninguna preocupación. Sólo gozando de su carro a control remoto nuevo. Parece que todo eso ocurrió ayer... (Contuve las lágrimas lo más que pude). Dejé todo en su lugar y me dirigí al cuarto principal, en donde había marcos empolvados pero en donde aún se podían distinguir las caras de todas las personas en las fotos, esperando a que mamá y papá estuvieran ahí para decirles, "te amo" o "te extraño", pero no lo están, lo que me quedaba eran simples fantasmas del pasado y recuerdos que me hicieron romper en un mar de llanto. Deseando que mis padres no se hubieran ido, pero feliz de estar cerca de volver a verlos. Lo único que hice fue ver las fotos, recordar y llorar.
Dejé todo en su lugar y me dispuse a salir de la casa.
Me sequé las lágrimas con la manga de mi camisa y me dispuse a ir a la siguiente parada. Tenía que ver a mis amigos, a los mejores que he tenido, ¿por qué llamarlos amigos? ¡Son mis hermanos, hombre! Por suerte, todos vivían juntos en un apartamento en el concurrido centro de la ciudad.Llegué al edificio, subí las escaleras y toqué el timbre. Héctor fue el que me abrió la puerta y me dejó entrar. Él y los demás tenían caras largas.
Me sequé las lágrimas con la manga de mi camisa y me dispuse a ir a la siguiente parada. Tenía que ver a mis amigos, a los mejores que he tenido, ¿por qué llamarlos amigos? ¡Son mis hermanos, hombre! Por suerte, todos vivían juntos en un apartamento en el concurrido centro de la ciudad.Llegué al edificio, subí las escaleras y toqué el timbre. Héctor fue el que me abrió la puerta y me dejó entrar. Él y los demás tenían caras largas.
—Ahm, hola… Saludé con la voz entrecortada.
Ninguno me contestó, sólo me veían y hacían ademanes. Recuerdo cuando los conocí, fue siete años atrás, en el segundo año de secundaria. Desde entonces, Héctor, Ramón, Pascual, Leonardo, Francisco y Rafael son mis mejores amigos, hermanos y familia.
—Vienes a despedirte de nosotros, ¿cierto?. Me dijo Pascual con lágrimas en los ojos.
—No. Me estoy muriendo, pero no me siento mal, al contrario, estoy feliz y me siento feliz de haber compartido estos años con ustedes. Años de risas, lágrimas, momentos difíciles y momentos alegres.
—He venido a agradecerles a ustedes, por estar ahí para mí en todo momento, incluso cuando mis padres murieron. Sólo quiero decirles que no me voy, siempre estaré con ustedes en todo momento, en sus corazones. Los quiero, hermanos. Los voy a extrañar. Finalicé y se me cortó la voz.
En ese momento, todos se levantaron al mismo tiempo y me abrazaron mientras lloraban a mares. Yo también lloré, no lo puedo negar. Sería la última vez que los vería, la última vez. En verdad extrañaría esas tardes de vagueo por ahí con mis mejores amigos. Sólo me llevo recuerdos, y puedo decir que son los mejores.
Ya sólo me faltaba una persona a quién visitar, a mi querida Alejandra, la única novia que he tenido y que también fue mi mejor amiga. Tuve que tomar la decisión de terminar mi relación con ella, después de cuatro años de noviazgo. Lo hice por su bien, para que no sufriera por mí, la quiero demasiado. Pero era hora de que lo supiera, era necesario.
Conduje más o menos media hora desde el apartamento de mis amigos hasta casa de Ale esperando tener la suerte de encontrarla en casa. Me detuve muy bruscamente en frente de su casa, sin tener en cuanta cómo y en dónde me estacioné. Por fortuna, cuando toqué el timbre, ella atendió a la puerta.
—¡Ale, soy yo! Le grité con una emoción que no cabía en mí.
—¿Qué? ¿Quién? Ah, eres tú... Lárgate. Y me aventó la puerta en la cara.
—Espera, ¡Ale, vuelve! Quiero hablar contigo...
—¿Qué? ¿Ahora vienes buscándome arrepentido para volver conmigo después de meses sin hablarme y me dirás que me necesitas, que no puedes vivir sin mí, que me amas, que me quieres de vuelta contigo y que olvide todo lo ocurrido? Pues no. ¡Vete de aquí, no quiero verte, imbécil! Me gritó, se dio la vuelta y se disponía a entrar a su casa. La tomé de la muñeca para que no se fuera.
—¡Suéltame!
—Mira, Ale, me estoy muriendo, hace meses que me detectaron un cáncer terminal, no te lo quise decir por temor a cómo te pondrías. Entiéndeme, creo que me conoces y sabes que yo no juego con las personas. Sí, te necesito, pero para mí, eras más importante tú. Sólo quería verte, abrazarte, te extrañé todo este tiempo...
Ale comenzó a llorar.
—¿Por qué no me lo dijiste? Pudimos aprovechar más estos meses que te fuiste, ¿por qué no confías en mí? También te necesité todo este tiempo, pensaba en ti, y me preguntaba por qué me dejaste así como así y te fuiste. Esperaba tu regreso, pero no así, no de esta forma.
Me sentí horriblemente mal de tan sólo verla.
Ella se lanzó y mientras sollozaba, me abrazó.
La abracé.
Entonces, ella me besó. Pero no era un beso cualquiera, sino uno lleno de completa pasión.
Yo también la besé.
—Te necesito a mi lado, Julián. Te amo, te voy a extrañar. (Sollozando)
—Yo también, Ale. Te amo.
Ya cayó la noche, me recostaré en la suave arena para observar el estrellado cielo. Esperando conciliar el sueño, un sueño del que no voy a despertar jamás.